Se llama somatotropina bovina (BST), pero también se la
conoce como hormona del crecimiento bovino. Se administra a través de
una inyección en las vacas y lo que consigue, a grandes rasgos, es que
los animales lleguen a producir hasta el doble de leche. El problema es
que en Europa –no en Estados Unidos– hay estudios que concluyen que los
productos derivados de la leche obtenida de esta forma aumentan el
riesgo de cáncer de mama, provocan arritmias, malformaciones en fetos y
hasta diabetes. O sea, que está prohibida en la Unión Europea. Una
investigación, llevada a cabo por el Seprona en Lugo a lo largo de este
año, ha puesto al descubierto una trama en la que podrían estar
involucradas hasta cien personas, según informa el diario La Voz. Pero
las investigaciones apuntan a que los tentáculos de esta red no se
quedan sólo en la provincia gallega. Se habla, de hecho, de A Coruña,
Asturias, Lleida y Cantabria. Y, según ha podido saber este periódico,
agentes del Seprona gallego han estado en la región investigando el caso
y varias personas han sido llamadas a declarar.
Según los datos que aportó el periódico a principios de
diciembre, el número de personas involucradas en Lugo era de unas
sesenta. Pero en la operación, bautizada como ‘Brucela’ y con las
diligencias en manos del Juzgado de Instrucción número dos de Lugo, la
lista de nombres llega hasta el centenar. La diferencia se repartiría
por el resto de provincias en las que se investiga. De hecho, según
señalaron diversos abogados, lo normal es que el sumario sea desviado a
la Audiencia Nacional, ya que los hechos se cometieron, presuntamente,
en diferentes comunidades autónomas.
A muchos de los imputados se les atribuye, entre otros,
delitos contra la salud pública e, incluso, maltrato animal (la
administración de la vacuna aumenta la producción, pero reduce la
esperanza de vida de las vacas). Según explica La Voz, la utilización de
la hormona en las explotaciones ganaderas investigadas era algo
«habitual y sistemático». Su precio no era demasiado alto (7 euros) y lo
compensaban sobradamente con el exceso de producción de leche (hasta un
20% más). El producto (la BST) se produce en la glándula pituitaria del
ganado, pero puede conseguirse también en un laboratorio.
La fórmula
Así empezaba el proceso. Se producía, presuntamente, en
México y un ciudadano de este país sería, supuestamente, el encargado de
introducirlo en España. Para dar entrada a los pequeños envases con las
ampollas contaría con el apoyo de uno o varios miembros del personal
encargado del control de entrada en el aeropuerto de El Prat
(Barcelona). En la información se indica, de hecho, que en la lista de
imputados hay funcionarios que desempeñaron labores de vigilancia en la
terminal catalana.
Ya con la hormona en España, se ponía en marcha la red,
organizada para hacer llegar las vacunas a los ganaderos de las
diferentes provincias (entre las que, según se investiga, estaría
Cantabria). Buena parte de los imputados en Lugo son pequeños
productores, pero también estarían involucradas personas vinculadas con
industrias lácteas que supuestamente conocían la operativa y no se la
comunicaron a las autoridades.
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